Hoy se cumplen 38 años del inicio de la Guerra por Malvinas. Un hecho histórico que sería la última maniobra de la dictadura cívico–militar en su intento por continuar en el poder. El ex combatiente, José María Rodríguez, nos cuenta su experiencia personal.
Hablamos con José María Rodríguez, un ex-combatiente residente en Bariloche, sobre su historia y su experiencia y reflexiones personales.
Entrevistador: ¿Cómo fue para vos en lo personal y para tu familia enterarse que ibas a ir a Malvinas en el contexto de la dictadura?
José María Rodríguez: Al principio, nosotros no creíamos que iba a suceder, creímos que era un simulacro y que se iba a solucionar todo sin necesidad de ir a la guerra. En ese contexto no te podías negar o dudar, tenías que ir.
Yo era un adolescente común, no militaba en ningún partido y tampoco tenía una opinión política, solo quería terminar el secundario y poder ingresar a la universidad.
Hoy es de público conocimiento las malas condiciones en las que los ex combatientes vivieron en la guerra y las denuncias que se han hecho al respecto. Cuando llegaste, ¿cómo fue tu punto de vista en ese sentido?
A mí me mandaron a Malvinas teniendo un mes en el servicio militar obligatorio. No sabía distinguir un sargento de un capitán, o diferenciar un avión ingles de uno argentino. Pero no solo nosotros no estábamos preparados, si no que nuestros superiores tampoco. No estaba nada planeado, no sabían dónde íbamos a dormir, ni donde ir al baño y mucho menos que comer. Llevaron una cocina a leña y no había leña. Estuve 66 días así.
¿Cómo era tu relación con tus compañeros estando allá? ¿Te comunicabas o tenías noticias de tu familia de algún modo?
Nosotros éramos un grupo de 5 compañeros, nos dábamos contención cuando alguno de nosotros perdía la cordura por las dificultades que te implica estar en batalla. Nos contactábamos con nuestras familias por cartas esporádicas, era difícil expresarse, no podíamos ponerles lo que realmente estaba pasando, teníamos que poner que estábamos bien. Las cartas eran revisadas antes de ser enviadas, para determinar si no estabas exponiendo la situación real de esos días.
Durante el conflicto, en Argentina los medios de comunicación eran intervenidos y los artículos decían información falsa. ¿A ustedes se les informaba en general lo que estaba pasando?
Nosotros leíamos los diarios y escuchábamos la radio territorial, se comentaba que estábamos ganando la guerra y que faltaba cada vez menos para nuestro regreso. La realidad era otra, nosotros veíamos como las bombas se acercaban cada vez más a nosotros, como se rompían los cañones de tantos disparos. Muchas veces escuchábamos música en una radio de Uruguay para distraernos, o cosas así.
¿Cómo fue tu regreso a casa, luego de haber estado en la guerra?
Cuando regresé, me costó muchísimo volver a vivir en sociedad. Tenía constantes pensamientos que no me cerraban y muchas inseguridades. Nos volvimos a juntar con los ex combatientes a hablar, formamos los centros de “Ex Soldados Combatientes” que eran centros de auto-ayuda y empecé a hacer charlas para que la gente se enterara lo que había ocurrido.
¿Cuál te parece la enseñanza más importante que nos dejó la guerra? ¿Cómo lo expresas en tu cotidianeidad?
Mi forma de mirar las cosas cambio en el sentido de que ya no puedo ver nada como un problema. Cuando mi familia tiene conflictos, trato de no darle mucha importancia, es una situación que necesita una solución y pronto se encontrara.
Trato de disfrutar mucho a mis amigos y a mi familia, que es lo que extrañamos todos con esta crisis de la pandemia. Extrañamos momentos con nuestros seres queridos, tenemos que valorar más la vida y no solo un pedazo de tierra.
Por Cristian Ascencio.
Juventud Peronista - Bariloche
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